Desmanicomialización, lecciones de la pandemia y transversalidad, ejes de la Cumbre de Salud Mental

La necesidad de adoptar definitivamente el modelo de salud mental con base en la comunidad que deje de lado para siempre a los manicomios, de capitalizar los aprendizajes de la pandemia y de contemplar la asistencia psicosocial como parte insoslayable del abordaje de toda crisis humanitaria fueron ejes de la primera jornada de la 5ta Cumbre Mundial de Salud Mental que se inauguró hoy en Buenos Aires.

«La salud mental no es un tema más, es un tema muy preocupante de los tiempos que vivimos, creciente, pero que sigue siendo un tema tabú», dijo el presidente Alberto Fernández durante su alocución en la sesión de apertura de alto nivel del encuentro que concluye mañana en el CCK.

En la inauguración de la cumbre, la primera que se realiza fuera de Europa, estuvieron también la ministra de Salud Carla Vizzotti, el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja Robert Mardini; y el director de la OPS Jarbas Barbosa.

Los mensajes de la directora ejecutiva de Unicef Catherine Russel y del titular de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus, en tanto, llegaron a través de videos proyectados en una pantalla gigante.

Fernández destacó los desafíos para la salud mental que representó la pandemia del Covid 19, cuyos efectos psicosociales comparó con los que genera una guerra, aunque en este caso fuera «una guerra silenciosa»

«Vivimos en un tiempo en el cual no se dispararon armas. No se dispararon bombas, no volaron misiles, pero murieron 15 millones de personas. Fue una guerra silenciosa y se llamó pandemia y todas las secuelas que dejó han afectado la salud mental de todos nosotros en mayor o menor medida. No somos conscientes de que somos sobrevivientes de una tragedia», remarcó.

Al respecto, puntualizó que el total de los muertos por el coronavirus en la Argentina es igual a la suma de los fallecidos por «gripe española, la gripe aviar, la guerra contra el Paraguay y los desaparecidos».

«¿Cómo eso no va a afectar psicológicamente a una sociedad? De pronto descubrimos que cualquiera se podía morir. A todos nos ha alterado en mayor o menor medida y prestarle atención a ese problema es un imperativo ético», dijo.

Por otro lado, el primer mandatario remarcó que «poner la atención en el tema de la salud mental es un imperativo de este tiempo» y destacó la importancia de un paradigma de atención de la salud mental basado en la comunidad porque «todo el sistema manicomial es absolutamente inhumano, de destrato a la dignidad humana».

Por su parte, Vizzotti aseguró que «Argentina ha iniciado un proceso de jerarquización de las políticas públicas de salud mental tanto en términos presupuestarios como de transversalizarlas» de modo que el componente psicosocial sea tenido en cuenta en todos los programas y medidas de gobierno.

«La naturaleza multisectorial y compleja de la salud mental requiere una coordinación intragubernamental, federal y multisectorial basada en consensos por el objeto de generar los compromisos necesarios en términos de destinación de esfuerzos, líneas presupuestarias, de ministerios, de organizaciones, perspectivas de derechos, cuidados y una mirada integral de los sistemas de atención de la salud mental con base en la comunidad», dijo.

A su turno Barbosa destacó que «la región de las Américas experimenta una enorme carga de años de vida ajustados por discapacidad», es decir, en términos de años de vida perdidos, «debido a condiciones de salud mental y es la única región en el mundo que ha demostrado un aumento en la tasa de suicidios en las últimas dos décadas».

«Muchas personas que viven con condiciones de salud mental, sobre todo las más vulnerables, carecen de acceso a la atención necesaria en sus comunidades y están sujetas a estigma, discriminación y marginación», dijo.

No obstante, el funcionario ubicó en el terreno de lo conquistado «la historia significativa de reforma de la salud mental» que tiene la región, sobre todo en materia de «reorganización en muchos países de sus servicios de salud mental orientado hacia la atención basada en la comunidad»; así como «la prioridad» pospandemia de la salud mental en las agendas políticas y «el fortalecimiento de la capacidad de atención».

«Tenemos que asegurar que todas las personas tengan acceso a unos servicios de salud mental basados en los derechos humanos y tenemos que construir sistemas de salud mental más resilientes y sólidos para anticipar las necesidades relacionados con las emergencias como las del cambio climático», dijo.

Por su parte, Mardini afirmó que si bien los problemas de salud mental «nos afectan a todos en todo el mundo» y no hay salud integral sin salud mental, «algunos de nosotros tenemos un riesgo mayor» de padecimientos psicosociales «y a veces eso se refiere a dónde vivimos, a lo que acontece alrededor nuestro y con la facilidad con que podemos llegar a la ayuda que necesitamos».

«Una de cada cinco personas en contexto de conflicto (armado) viven con alguna condición de salud mental, lo que representa más del triple que en la población general y esto puede ser más agudo para los jóvenes que tienen toda su vida por delante», contó

«Y aunque el trauma psicosocial, psicológico, es mucho menos visible que el daño físico en contextos de conflicto, de todas maneras no es menos destructivo, particularmente cuando transcurre durante muchos años», agregó.

Mardini aseguró que si bien «hay un gran avance en reconocer las necesidades de salud mental en contextos de conflicto» todavía «hay una llamativa falta de inversión en apoyo de salud mental» en línea con que «el tema sigue siendo lamentablemente una prioridad baja en las agendas humanitarias tanto a nivel nacional e internacional».

La titular de Unicef, Russel, aseguró que «apoyar la salud mental es absolutamente esencial para sostener los derechos de los niños, niñas y adolescentes» porque «no cuidarla impide el acceso a la educación, desarrollo e inclusión, en otras palabras, socava sus derechos».

«Instamos a todos los países incorporar el abordaje de salud mental en diversos sectores, incluyendo sistemas educativos y capacitación, vivienda, empleo y entornos laborales, sistemas de salud, sociales y legales», dijo Tedros.

«Juntos podemos construir un mundo en el que la salud mental no sea un estigma o sufrimiento, sino una fuente de fortaleza y resiliencia, porque no hay salud sin salud mental», concluyó.

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