¡Basta de mentiras! por ✍ Mónica Lence

Soy docente. Profesora de Educación Especial. Egresada de grande. Lo suficientemente grande como para dejar de tener ganas de que me tomen el pelo. El sistema, los guardianes del sistema, los funcionarios y ahora, los extraños mecanismos de designación de cargos docentes y todos los silenciosos cómplices de turno.

Y si aspiramos a tener un país digno, eso no puede ser posible. No podemos seguir callados. El sistema de ingreso a la docencia, en la virtualidad, está mostrando incompatibilidades con la claridad y con la legalidad.

Los gremios docentes, que deberían velar por los derechos de todos nosotros, han presentado notas pidiendo claridad en las designaciones, como si escribir una carta fuera un desgaste profundo de energía espiritual que les impidiera seguir respirando. Ni un porcentaje mínimo de la energía que conlleva hacer paros cuando se discuten paritarias, en una lucha que, ahí sínos involucra a todos.

Mentira.

Todos mienten. Mienten cuando dicen todo lo que dicen acerca de la educación. Acerca del sistema educativo. Mienten los jefes y mienten los que llevan el café, de tanto acostumbrarse a la mentira. Hemos legitimado con silencio un sistema corrupto del que todos somos parte.

Y ser parte nos hace cómplices.

Cuando señalemos que el país se viene abajo, cuando digamos que la educación es lo primero, sepamos que somos parte. Somos parte del deterioro del que no nos creemos parte.

Somos parte cuando miramos para otro lado y no vemos lo que están haciendo. Y somos cómplices cuando nos callamos y murmuramos en los grupos en las redes, sin dar nombres, con miedo a que tomen represalias por decir todo aquello que sabemos que está sucediendo.

Yo tengo un nombre. Y los docentes que estamos en esta situación tenemos nombre. Tenemos sueños, no tenemos pretextos y nos están tomando el pelo. Nos están faltando el respeto.

Tengo 47 años. No soy tan vieja para entrar a la docencia como me quieren hacer creer. Me recibí de grande, porque la vocación se define a cualquier edad, de cualquier manera. Y la seguí. Y este año hice, como muchos compañeros del distrito y de la provincia, el Ingreso a la Docencia.

Un ingreso a la docencia que fue online. Cuya documentación debía escanearse. Donde no consta si los títulos ingresados son reales, son fotocopiados, son inventados. Donde cualquiera puede subir cualquier documentación, y donde no funcionan los organismos. Por favor, abran los ojos. Porque es nuestro país.

La sede territorial, tiene cuatro espacios: CIIE. Jefatura Distrital, Consejo Escolar y la Secretaría de Asuntos Docentes. Solo Jefatura Distrital y Consejo Escolar abre sus puertas tres veces por semana. La extensión de habilitación de títulos no abre. No hay manera de legitimar nuestros títulos. No hay forma de respaldar lo que subimos online.

No hay manera.

La Secretaría de Asuntos Docentes no funciona desde el mes de marzo. No abre las puertas. No sé si se entiende. No trabajan. Perdón, reciben y mandan mails desde sus casas, mientras todos los docentes que hacemos el ingreso a la docencia trabajamos de cualquier cosa corriendo todos los riesgos que ellos no corren.

Han realizado dos actos públicos virtuales para la designación de cargos a lo largo del ASPO. DOS (2)

Donde no se han ofrecido suplencias, donde no se sabe porqué aparecen ofertas de cargo que son anuladas y vueltas a cargar.  Donde nadie da explicación de nada. Donde no se aclara, con nombres y apellidos, quienes son los veedores, de dónde son o cómo contactarlos. Donde se informa por teléfono al docente seleccionado para el cargo y donde se tardan semanas para ver los listados de mérito. Donde en los listados de postulación no aparece el puntaje, cosa que favorecería la claridad, el orden, la transparencia y los futuros reclamos. Donde hay docentes tomando cargos dobles, aprovechando el momento, cuando saben perfectamente que es ilegal hacerlo. Donde hay un sistema sin hay control, agravado por la falta de presencialidad y porque nadie habla. Porque no conviene. No hay cobertura de cargos suplentes. Repito. No hay cobertura de cargos suplentes. Hay más de 500 docentes asignados al programa PIEDAS y algunas suplencias se cubren de ahí ¿Y los listados? ¿Y los auxiliares? En el 2019 fue implementada la inscripción online y este año no abrió para el siclo lectivo 2021. Hay miles de trabajadores que cesaron en plena pandemia y les fue coartado el derecho al trabajo. Consejeros escolares han reclamado ante la DGCYE sin obtener respuesta.

¿Dónde están las respuestas?

¿Dónde están los defensores de los trabajadores a quienes nos está siendo negado el derecho a trabajar? ¿Por qué tardan dos, tres semanas en subir el orden de mérito, en dar respuestas? ¿Cuál es la razón para no asistir a sus puestos laborales, como hacemos todos?

Soy Profesora de Educación Especial y no tengo ganas de morirme sin haber estado en un aula. Porque creo en esos chicos. Como creen muchos de mis compañeros que aún sienten que es posible. Es una simple cuestión de derechos.

Por eso, a los docentes que llevan tiempo en la docencia y siguen creyendo que se puede, no se queden tan callados. Hoy somos unos, mañana pueden ser sus hijos. O ustedes.

A los miembros de la sociedad que no quieren un país sin transparencia, hay tantas maneras de marchar y mostrar la disconformidad. Crean en nosotros. Repliquen lo que está pasando. No hagan silencio.

A los gremios, que deben defender a los trabajadores y sus derechos mucho más que a las paritarias de turno, mírennos. Porque no nos están permitiendo trabajar y no alcanza con mandar dos o tres reclamos y desearnos las buenas noches.

Buenas noches nada. Alguien tiene que escuchar. ¿O nadie vio el desastre que hicieron al anotarnos, los errores de omisión, las inconsistencias?

A los funcionarios que tienen acceso a los espacios necesarios de poder para hacer algo, a nuestros dirigentes…Mírennos. Porque nos están tomando el pelo. Pero tranquilos…

Porque el desgaste al que nos someten nos prepara para el desgaste en el ejercicio de la profesión. Podemos darlo vuelta, reconvertirlo en fuerza y usarlo para enseñar. Es lo que queremos hacer.

Y por favor, sepan que tienen el derecho a réplica en cada una de las cuestiones planteadas. Eso sí, mirándonos a los ojos. Porque los responsables de esto, parecen estar aprovechando la virtualidad, para sus propios fines.

No sea cosa que la presencialidad tan lejana, sea funcional a la clandestinidad que otorga la virtualidad. A la vulneración de derechos.

A más mentira.

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