Riquelme y Messi ya habían hablado antes del partido. Las charlas por WhatsApp entre ellos son frecuentes, hace años mantienen una relación muy buena que empezó a construirse cuando fueron compañeros en la Selección (juntos consiguieron la clasificación al Mundial 2006, luego disputaron la Copa América 2007 con Alfio Basile y se consagraron en los JJ.OO de Beijing en 2008) y después con algunos viajes de Román a España en donde lo visitó e incluso le presentó a su hijo Agustín.
“Es maravilloso que el mejor jugador del mundo venga a jugar a nuestra cancha. Es un placer. Cuando nos preguntaron les dijimos que era un lujo. Verlo a Messi en la Bombonera es maravilloso. Ojalá él también lo disfrute”, había dicho el ídolo de Boca en la previa.
La relación lejos está de ser netamente futbolera: en cada conversación son habituales los temas familiares, entre otras cosas, sobre todo en este último tiempo en el que Leo tuvo que afrontar un cambio de vida y de ciudad muy grande cuando dejó Barcelona para irse a París.
Boca le dio a la familia de Messi un palco al lado del que ocupa Riquelme cada vez que ve los partidos de Boca en la Bombonera. Y en ese lugar empezaron los mismos de Román: una de las primeras imágenes que se viralizó en la cancha y en todos lados fue la de JR regalándole una camiseta del Xeneize a Jorge, el papá de Leo.
«Leo tenía una cara de contento que se le caía al piso. Es la primera vez que Boca le entrega una camiseta del club de manera oficial», describió una persona que estuvo en ese lugar en el momento que Riquelme le dio la 10 azul y oro. Y es verdad, hasta el momento Messi tenía nada más que la casaca (alternativa, la blanca) que cambió con Ramón Ábila el día del amistoso con Barcelona en el Camp Nou
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