Un país fracturado: a un año de la derogación del fallo que garantizaba el aborto en Estados Unidos

(Por Virginia Solana) A un año de la anulación del fallo constitucional que garantizaba el aborto en Estados Unidos, activistas señalaron que su impacto ha sido «devastador» en todo el país, con pacientes que no saben si la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) rige o no en su estado, profesionales de la salud que también desconocen el alcance de la legislación y nulas expectativas de que el Congreso apruebe una ley para despenalizarlo.

«Sin lugar a duda el impacto es devastador, porque tenemos un año de caos, de confusión, en algunos estados de limbo, de no saber si el aborto está prohibido o no está prohibido. Y de pacientes y proveedores que en muchísimos casos o desconocen la ley en su estado o desconocen los detalles de la ley para poder continuar con un aborto», dijo la directora de Planned Parenthood, Alejandra Soto, a Télam.

El 24 de junio de 2022, la Corte Suprema anuló Roe vs. Wade, el fallo que desde 1973 protegía el acceso al aborto a nivel federal. Esto no significa que lo haya prohibido, sino que al revocar la protección constitucional los estados ya no están limitados en cuanto a qué tipo de restricciones al aborto pueden aprobar.

Mientras algunos de los estados más progresistas, como Nueva York y California, aprobaron medidas de protección que garantizan el aborto, otros más conservadores lo han prohibido o restringido severamente.

En concreto, 13 estados lo prohibieron totalmente, 31 lo prohibieron desde un punto específico del embarazo, 14 obligan a la persona que quiera acceder a la IVE a esperar un período específico de tiempo antes de realizarlo y 23 requieren participación de los padres cuando se trata de un menor, según datos de la organización de planificación familiar Abortion Finder.

Soto aseguró que la decisión ha «fracturado» al país. Actualmente «la ubicación de tu casa es lo que determina si tienes o no acceso a toda la gama de los servicios de salud reproductiva», subrayó.

Uno de los problemas que han enfrentado los profesionales de la salud es cómo actuar con las personas que han sufrido abortos espontáneos o embarazos ectópicos y llegan para ser atendidas en estados en los que las restricciones son altas y la letra de la ley no es clara.

Cuando no están seguros del contenido de la ley, deben consultar con los abogados del hospital para saber si pueden o no intervenir. Y si se determina que no pueden intervenir, mandan a los pacientes a sus casas con la instrucción de que regresen en caso de emergencia.

«Se sienten atados de manos, literalmente se presenta un paciente y no saben siquiera si pueden prestar atención o no, y ellos hicieron un juramento de que van a cuidar de sus pacientes», remarcó Soto, haciendo referencia a situaciones ocurridas en estados con restricciones.

Si bien se puede sortear la prohibición viajando a otro estado, o solicitar por correo la píldora abortiva, es una solución solo al alcance de algunas personas.

Una persona con seguro de salud, red de contención y trabajo seguramente pueda consultar a su médico, pedir permiso en su trabajo sin que le descuenten el día, sacar un pasaje y viajar al estado que tenga más cerca para acceder al aborto.

«La cuestión es qué sucede con una mujer que no tiene seguro médico ni días pagados en el trabajo, entonces si no trabaja no le pagan, si no le pagan, no come. ¿Con qué recursos va a ir a otro estado? Y por supuesto que las latinas están entre los grupos mayormente afectados», aseguró Soto, al frente del mayor prestador estadounidense de servicios de salud reproductiva.

La abogada de derechos humanos Paula Ávila Guillén, directora ejecutiva de Women Equality Center, también puso el ojo sobre el impacto desproporcionado que la anulación del fallo ha tenido sobre las personas latinas y negras, pero sobre todo sobre aquellas que tienen una situación irregular de migración.

«Afecta desproporcionadamente a las personas que viven en situación no regular de migración porque no pueden viajar a otros estados, no pueden ni siquiera salir de sus entornos y se sienten con muchísimo miedo de pedir la píldora abortiva por correo, al ser fiscalizados por inmigración», aseveró Ávila Guillén al ser consultada por Télam.

Para la experta, el impacto se dio en tres niveles: primero una fractura en el país, donde mientras algunos estados prohíben el aborto desde la semana seis – «una prohibición prácticamente total»-, otros se convirtieron en «santuarios» y tomaron medidas para proteger ese derecho.

Por otro lado, el impacto que la decisión ha tenido en el movimiento de mujeres en Estados Unidos, «que no estaba preparado, a pesar de que se veía venir, para un efecto tan fuerte, y eso ha hecho que tenga que repensar muchísimas estrategias».

Por último, el impacto que esa victoria judicial ha tenido para los movimientos conservadores, que en los 50 años que estuvo vigente el fallo nunca dejaron de acudir a los tribunales para buscar que se anule el derecho a la IVE.

«Tenemos una oposición mucho más fortalecida en este momento y que cree que tiene, el ‘momentum’ de su lado. Creen que si pudieron tumbar Roe vs. Wade pueden tumbar algunas de nuestras ganancias recientemente adquiridas en Latinoamérica. Eso nos ha obligado a nosotras a cambiar de estrategia, de haber estado en un momento muy proactivo, a estar más a la defensiva», explicó Ávila Guillén.

Según la abogada, es un momento donde el movimiento en Estados Unidos está por primera vez mirando hacia el sur para ver qué puede aprender y cómo puede desafiar las circunstancias que están viviendo.

En ese sentido, dijo que si algo aprendió del movimiento de mujeres argentino es que aunque no existan los números en el Congreso para que se apruebe una ley de aborto, no significa que no se pueda hacer nada, «porque si hay algo que hicieron las argentinas fue ganar uno a uno los votos y tratar de ver a los congresistas no solo como partidos sino también como individuos».

Por su parte, la directora del Centro de Estudios para América Latina y el Caribe de la Universidad de Illinois, Gisela Sin, coincidió en que no están los votos para que se apruebe una ley y agregó que la Corte Suprema tampoco va a revertir su decisión.

«Lo que sí creo que va a pasar es que cada estado va a revertir la decisión de la Corte, excepto en los estados más conservadores», evaluó Sin, quien, sin embargo, aclaró que incluso en los estados más tradicionales podría ocurrir que se habilite el aborto.

«Cuando la decisión sobre el aborto está en una elección, gana. En Kansas, donde Trump ganó por 15 puntos, el referéndum sobre el aborto perdió 40 a 60. Los antiaborto perdieron en un estado conservador donde Trump gana», subrayó Sin a Télam.

Otra solución que están explorando es reformar la Corte Suprema de Justicia, de mayoría conservadora tras la presidencia de Trump, quien también nombró centenares de jueces en cortes federales de varios estados y que hoy son los que deciden qué hacer cuando se presenta un caso en contra del aborto, de los anticonceptivos, del cuidado de afirmación de género para personas trans, o incluso de libros de educación sexual.

«Pero esto es un largo camino. Actualmente, tenemos nueve jueces. Obviamente, estarán ahí hasta que elijan estarlo. Pero no tienen que ser nueve. ¿Por qué no expandimos la corte para que represente lo que es Estados Unidos hoy en día?», planteó Soto.

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