Después de seis semanas de fuertes combates y tres intentos de treguas fallida, Armenia, Azerbaiyán y Rusia anunciaron este lunes el «fin de la guerra» por la disputada región separatista de Nagorno Karabaj y un acuerdo para desplegar una misión de soldados de paz rusos y turcos que controlen la tregua.
Después de seis semanas de fuertes combates y tres intentos de treguas fallida, Armenia, Azerbaiyán y Rusia anunciaron hoy el «fin de la guerra» por la disputada región separatista de Nagorno Karabaj y un acuerdo para desplegar una misión de soldados de paz rusos y turcos que controlen la tregua.
«Tomé una decisión muy difícil para mi y para todos nosotros. Firmé una declaración para terminar la guerra de Karabaj desde la 1 (18 hora de Argentina) con los presidentes de Rusia y Azerbaiyán. El texto de la declaración, que ya fue publicado, es indescriptiblemente doloroso para mi y para el pueblo» armenio, escribió en su página de Facebook el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, el primero en contar la noticia.
«Tomé esta decisión como resultado de un profundo análisis de la situación militar y de las apreciaciones de las personas que mejor entienden la situación. También basándome en la creencia de que esta es la mejor solución para la situación actual», continuó el premier, quien prometió escribir un mensaje más extenso «en los próximos días».
El Gobierno ruso confirmó poco después el acuerdo y el propio presidente, Vladimir Putin, explicó un punto central en un discurso televisado.
«La misión de soldados de paz rusos será desplegada a lo largo de la línea de contacto (que divide a las zonas bajo control azerí de las que quedaron en manos armenias) en Nagorno Karabaj y a lo largo del corredor que conecta Nagorno Karabaj de la República de Armenia».
Armenia, Azerbaiyán y Rusia anunciaron este lunes el «fin de la guerra» por la disputada región separatista de Nagorno Karabaj.
Asimismo, su vocero, Dmitry Peskov, explicó que ambas partes -Azerbaiyán y Armenia- mantendrán el control de las «zonas que ocupan» en este momento.
Esto significa que Azerbaiyán mantendrá el control de Shusha, una ciudad estratégica dentro de Nagorno Karabaj, a solo unos kilómetros de la capital del enclave Stepanakert.
Las fuerzas azerbaiyanas tomaron hoy control de Shusha e izaron su bandera nacional en los edificios públicos de la ciudad, decretando su mayor victoria militar en este conflicto.
El tercero en anunciar el acuerdo fue el mandatario de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, quien explicó en un mensaje a la nación que los soldados de paz rusos serán 1.960 -algunos ya están en camino- y que la misión que fiscalizará el cese de hostilidades estará a cargo de Turquía y Rusia, el primero su aliado, el segundo socio histórico de Armenia.
Además, Aliyev anunció que el acuerdo incluye el intercambio de prisioneros de guerra y de los cuerpos de combatientes fallecidos.
El presidente azerbaiyano estaba exultante.
«Obligamos (a Pashinian) a firmar el documento, esto equivale a una capitulación. Dije que expulsaríamos (a los armenios) de nuestra tierra como perros, y lo hicimos», aseguró.
El último en hablar fue el líder de la región separatista en disputa, Arayik Harutyunyan.
«Teniendo en cuenta la difícil situación y para evitar más muertes masivas y la pérdida de Artsaj (nombre armenio de la república separatista), di mi consentimiento para terminar hace una hora esta guerra», escribió en su página de Facebook, citada por Sputnik.
Una vez que se confirmó el acuerdo, la reacción en Armenia fue inmediata.
Miles de manifestantes se movilizaron primero a la casa del premier y luego a la sede de Gobierno para protestar contra el acuerdo, que consideraron una concesión a Azerbaiyán.
Según constató AFP, un grupo de manifestantes irrumpió en la sede de Gobierno, destruyó ventanas, saqueó oficinas y comenzó a pedir la renuncia del premier.
En paralelo, Sputnik informó que los manifestantes golpearon al presidente de la Asamblea Nacional, Ararat Mirzoyan, que se encontraba en la zona.
Pese al «dolor indescriptible» expresado por el premier armenio en su anuncio y a las protestas que surgieron en Erevan, la capital armenia, el vocero presidencial ruso se mostró optimista de que «el completo cese de fuego y hostilidades en la Nagorno Karabaj» firmado por los tres presidentes creará las condiciones para una solución definitiva en esa región separatista, según reprodujo la agencia de noticias rusa Sputnik.
Rusia, que dispone de una base militar en Armenia, es su mayor aliado militar y político y, aunque públicamente Moscú aseguró que su acuerdo bilateral de defensa no incluye la región separatista de Nagorno Karabaj, en la geopolítica del conflicto, su apoyo a Armenia fue claro en la guerra de los años 90 y hasta ahora.
Este enclave en disputa y poblado hoy en su mayoría por armenios cristianos declaró su independencia de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, país musulmán chiita de habla turca, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, lo que desató una guerra entre ese país y Armenia.
Más de 30.000 personas murieron y en 1994 ambos firmaron un alto el fuego, que desde entonces fue interrumpido a menudo por escaramuzas y enfrentamientos. Ningún país miembro de la ONU reconoció a la república separatista de Nagorno Karabaj, ni Armenia, que sin embargo, lo ha mantenido financiera y políticamente.
El conflicto se mantuvo congelado hasta que el 27 de septiembre pasado, los enfrentamientos entre las fuerzas azerbaiyanas, armenias y las de la región separatista escalaron hasta convertirse en una nueva guerra.
Con cientos de muertos y miles de heridos, Rusia y las principales potencias de Europa intentaron una y otra vez alcanzar una tregua por temor, no solo a una crisis humanitaria, sino también a un conflicto de dimensiones internacionales dadas las denuncias de Armenia sobre una participación directa de Turquía en apoyo de Azerbaiyán y una presencia de combatientes importados desde Siria y Libia, dos países en conflicto en donde Ankara también está peleando.
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