«Con Alfonsín, NO»

Por Walter Carusso (Diputado Provincial JxC)

A veces, el ego y la impunidad discursiva, llevan a algunos personajes a creer que, para ganarse la simpatía de algún sector, pueden afirmar cualquier cosa. Es el síndrome del micrófono. Algo que sufren algunos recién llegados, y que se caracteriza por avivar la tentación de volverse mágicamente un juez, un gurú, un enviado, cuando hablan frente al aparatito…

De un tiempo a esta parte, nos venimos acostumbrando a que las ansias de figurar, presionadas por los nervios de una realidad que les explota en la cara, vayan mostrando que algunos figurines, que disfrutaron de quince minutos de fama, salgan a gritar cualquier cosa para ver si alguien los escucha.

Esta mañana, justamente, me llegó un audio en el que Facundo Manes, el reconocido neurólogo desorientado, devenido en analista de la realidad, pretendió vestirse de maestro ciruela y anduvo calificando a distintos presidentes y gestiones desde un púlpito que se dio a sí mismo, como el que se sube a un banquito para parecer más alto.

En ese derrotero oral, Manes llegó a decir, “Alfonsín fracasó”. Tuve que volver a escucharlo, porque no podía creer que fuera tan tosco, tan superficial, tan improvisado. Y sí. Eso es lo que había dicho.  “Alfonsín fracasó” 

Milité durante más de 40 años con Raúl Alfonsín como referente político. Mi hija nació, creció y estudió en esta democracia, que recuperamos gracias al liderazgo de Don Raúl. 

Empezaron a surgirme las preguntas: ¿Alfonsín fracasó porque trajo la democracia, la ley de divorcio y la patria potestad compartida? ¿Alfonsín fracasó porque impulsó el juicio a los criminales de la dictadura militar? ¿Alfonsín fracasó por su defensa a los derechos humanos o por su ejemplo ético para las nuevas generaciones? ¿O quizás, Alfonsín fracasó porque enfrentó poderes económicos que desestabilizaron el final de su gobierno, corporaciones que perseguían las políticas que el gobierno siguiente implantó?  

No. Alfonsín puede haber fracasado porque hoy su partido le abrió la puerta a una lumbrera de cartulina que es capaz de decir, con impunidad, que Alfonsín fracasó.

Me pregunto qué valor le dará Manes al fracaso, y qué entenderá por éxito…

Aunque, ya que hablamos de fracaso, palabra que le gusta tanto pronunciar: ¿no será que ya percibe que sus agotadas pretensiones presidenciales, cocinadas al fuego de su ego desmedido, están chocando contra una realidad que le da señales negativas? ¿No será que siente ya, y que está más cerca, ese rostro duro y frío al que tanto le teme? ¿No será que empezó a notar que sus conocidos, los integrantes de su círculo íntimo, lo miran de costado, y le dan la razón, solo por lástima o por resignación, para no decirle que ya se hizo evidente su propio fracaso?

Mientras me hacía estas preguntas, mi teléfono empezó a recibir mensajes. Algunos con ironías, otros con encendidos discursos. “Chau Manes” “Nunca Manes” “Basta de Manes”, y una serie de calificativos que prefiero no transcribir. Me quedo, eso sí, con uno de los mensajes. Me lo mandó un militante de la Juventud Radical. Decía: “Pasó un límite: ¡Con Alfonsín, NO! ¡Con Alfonsín, NO! ¡Con Alfonsín, NO!”

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