Una estudiante chilena apuñalada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una adolescente de 14 años abusada y estrangulada en Río Negro y una maestra jardinera asesinada delante de sus pequeños alumnos en Córdoba fueron las víctimas de tres resonantes femicidios cometidos en 2014 y 2015 y que tienen actualmente a cuatro hombres en prisión, condenados a perpetua.
Nicole Sessarego Bórquez (21) fue hallada asesinada a las 7 del 15 de julio de 2014 por un chico que salía rumbo a la escuela y encontró su cadáver con las llaves en la mano, tendido en el hall principal del edificio ubicado en la calle Don Bosco 4109, del barrio porteño de Almagro.
De acuerdo a los médicos forenses, la joven chilena que estudiaba en la Ciudad de Buenos Aires recibió 11 puñaladas y murió desangrada en el lugar.
Tras una serie de pistas que no arrojaron resultados, el juez de instrucción Luis Zelaya decidió meses después dar a conocer a través de los medios 19 videos de diferentes cámaras de seguridad de la zona que aquella madrugada llegaron a captar todo el acecho y el seguimiento que el asesino hizo de Nicole desde que la chica salió de la estación Castro Barros del subte A hasta el domicilio donde fue asesinada.
Al ser publicadas las imágenes de las cámaras de seguridad, la hermana de Lucas Azcona (28) lo reconoció como el de los videos y se lo comentó a su padre, quien lo entregó a la Policía y al ser interrogado por la justicia sólo atinó a pedir perdón.
En noviembre de 2016, Azcona, quien trabajaba como empleado de limpieza en un sanatorio porteño, fue condenado a prisión perpetua por «homicidio doblemente agravado por alevosía y femicidio».
Desde que quedó detenido, el joven fue alojado en el programa Interministerial de Salud Mental (Prisma) de la cárcel federal de Ezeiza, y los investigadores descubrieron que ya había atacado a otras mujeres en la zona sur del conurbano, donde residía junto a parte de su familia, ya que su madre vive en la provincia de Chaco.
Por su parte, Karen Alvarez (14) fue vista con vida por última vez la tarde del 24 de octubre de 2014 cuando se subió a la moto conducida por Carlos Mobilio, en la ciudad rionegrina de Viedma.
La adolescente fue dos días después en un campo de las afueras de la capital de Río Negro, con seis golpes en la cabeza y estrangulada con su propio pantalón.
En febrero de 2017, Mobilio y Guillermo Jofré, ambos de 26 años, fueron condenados a prisión perpetua por la sala B de la Cámara del Crimen de Viedma.
Mobilio y Jofré fueron hallados responsables de «abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido por dos o más personas, en concurso real con homicidio agravado por alevosía, para procurar la impunidad para sí y por haber dado muerte a una mujer, mediando violencia de género».
Al momento de conocerse la sentencia, en la provincia de Río Negro no existía el agravante de la violencia de género, el cual entró en vigencia recién unos meses después, por lo que esta condena fue considerada un caso «bisagra» en la justicia local.
«Hace mucho que estábamos esperando esta sentencia, pero más allá de eso, esto no me soluciona nada, porque no me devuelve a mi hija, que todos los días es una ausencia eterna. En casos como éste, debería existir la pena de muerte en Argentina», afirmó tras conocerse el fallo Oscar Alvarez, padre de la víctima.
Durante el juicio Jofré asumió su responsabilidad y le pidió perdón a la familia de Karen, aunque negó haber abusado de la adolescente y desvinculó al otro imputado del hecho.
Sin embargo, durante la investigación, fue encontrado ADN de Mobilio en la ropa de la chica asesinada.
Y en diciembre pasado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia para ambos al declarar «inadmisible» un recurso de queja.
Por su parte, Edith Miller, la madre de Karen, es hoy una referente de la lucha contra la violencia de género en Viedma y encabeza la campaña del banco rojo.
Lucas Azcona fue condenado por el asesinato de Nicole.
Por otro lado, el 15 abril de 2015, María Eugenia Lanzetti (44) fue asesinada de seis puñaladas en la guardería en la que trabajaba como maestra jardinera en la ciudad cordobesa de San Francisco y por el femicidio detuvieron a su exesposo, Mauro Bongiovanni (50).
El brutal crimen fue presenciado por cinco niños, de entre un año y medio y tres, que estaban al cuidado de la víctima en una clase del jardín «Estrellitas Traviesas».
Lanzetti ya había denunciado a su exesposo por violencia de género y desde septiembre de 2014 contaba con botón antipánico aunque al momento del ataque no alcanzó a accionarlo.
Desde que fue detenido, Bongiovanni alternó su estadía entre la cárcel local y una clínica psiquiátrica de la capital cordobesa ante la posibilidad de se suicide.
Finalmente, en diciembre de 2016, el hombre fue sometido a un juicio oral en el que reconoció ser el autor del femicidio aunque intentó que lo declaren inimputable.
Sin embargo, fue condenado a prisión perpetua por el delito de «homicidio calificado por el vínculo y por femicidio».
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