Curas Villeros reclamaron acceso a la vivienda digna en un homenaje a Carlos Mugica

El Equipo de Sacerdote de Villas y Barrios Populares de Provincia y Capital conmemoraron hoy un nuevo aniversario del nacimiento del sacerdote Carlos Mugica, asesinado por la Triple A, con la difusión de un documento en el cual abordan la cuestión del acceso a la vivienda por parte de los sectores populares.

«La vivienda del pueblo: una asignatura pendiente», era la consigna de esta convocatoria en la que se analizaron «los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente», según consignó el texto.

En este sentido, los sacerdotes de este equipo aseguraron que «la realidad no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia» y que «la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos».

Los religiosos sostuvieron que las agendas que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural «no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país» e indicaron que «el sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa».

A su vez el documento sentencia que los alquileres tienen «requisitos inalcanzables», que comprar un terreno o una vivienda «representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero» y denuncia que millones de argentinos no tienen un trabajo formal.

«Nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social», subraya la reflexión, al tiempo que define como «pasmosa» la «desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo».

El documento también hace mención al desalojo en la Villa 31 que se produjo en los últimos días, y consignó que «los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder».

Carlos Mugica nació el 7 de octubre de 1930 y trabajó desde sus primeros años como sacerdote en la parroquia Santa Rosa de Lima, Balvanera, y posteriormente en la Villa 31.

Comprometido en una opción por los podres, Mugica realizó su tarea pastoral cerca de los sectores populares.

El 11 de mayo de 1974, Mugica fue asesinado de 14 balazos por varios hombres, entre los que la Justicia identificó posteriormente como autor inmediato a Rodolfo Almirón, vinculado a la organización parapolicial Triple A.

«Fue esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor», enuncia la misiva.

Firman la carta del Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Provincia y Capital, entre otros, Gustavo Carrara, José María Di Paola, Andrés Benítez, Guillermo Torre, Agustín López Solari, Juan Isasmendi, Lucas Walton, y otros referentes de asentamientos de la Capital Federal y el conurbano.

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