«El juicio sacará a los chicos del pozo donde fueron asesinados», dice la hermana de una víctima

Marta Ungaro es la hermana de Horacio, uno de los estudiantes secuestrados y asesinados en lo que se conoció como La Noche de los Lápices. «Esperamos llegar a tener un poco de justicia, aunque no repara 44 años», asegura.

Marta Ungaro, hermana de Horacio, uno de los estudiantes secuestrados y asesinados en el hecho conocido como La Noche de los Lápices, afirmó hoy, a dos días de iniciarse en La Plata el juicio por los delitos cometidos en los centros clandestinos del Pozo de Banfield y Quilmes, que el proceso judicial «sacará a los chicos de ese pozo donde fueron asesinados».

«Yo a mi hermano siempre lo recuerdo vivo», contó a Télam Marta Ungaro y agregó, rotunda: «Veo además a Horacio cada vez que los jóvenes marchan y levantan la bandera de lucha por un mundo mejor, por educación, por conectividad, por mejores salarios; yo lo veo ahí, veo ahí la semillita de ellos (los estudiantes secuestrados en 1976 por reclamar el boleto estudiantil)».
«Esperamos llegar a tener un poco de justicia, aunque no repara 44 años»,
El próximo martes comenzará en la ciudad de La Plata el juicio unificado por los delitos cometidos durante la última dictadura militar en tres centros clandestinos de detención que funcionaron en sedes policiales bonaerenses: el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno, en Avellaneda, por los que serán juzgados 18 represores, entre ellos Miguel Etchecolatz; el exmédico policial Jorge Berges y Juan Miguel Wolk, apodado «El nazi» y responsable del Pozo de Banfield, donde estuvieron alojados los estudiantes secuestrados el 16 de septiembre de 1976.

Marta Ungaro recordó que su hermano «tenía 17 años, estaba terminando la escuela secundaria y quería estudiar Medicina; estaba desde chico en el Club Estudiantes de La Plata y era muy comprometido con lo social, tenía la sensibilidad de la militancia de buscar un mundo mejor».

«Era extremadamente lector, tal es así que antes que lo detuvieran tiró su libro de cabecera, que era un manual de Filosofía y el Diario del Che, por la ventana del 5to piso», dijo y agregó con admiración: «¡Qué fuerza que tuvo que tener para, mientras escuchaba que entraban para detenerlo, no querer que le agarraran los libros! Hasta hoy conservo el Manual de Filosofìa rusa que no pude nunca terminar de leer».

El hecho
La noche del 16 de septiembre de 1976, las fuerzas represivas secuestraron a Horacio Ungaro junto a un amigo que se había quedado a dormir en su casa: Daniel Alberto Racero.

«Mi mamá, en sus vueltas con las otras Madres (de Plaza de Mayo), siempre llevó escrito en su pañuelo blanco el nombre de los dos, el de Horacio y el de Daniel», recordó Ungaro.

Además de Horacio y Daniel, fueron secuestrados Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone y Francisco López Muntaner; en tanto el 17 de septiembre los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda y cuatro días después fue detenido Pablo Díaz, pero una semana antes habían secuestrado al estudiante Gustavo Calotti.

Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención «Arana», donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.

Moler, Díaz, Miranda y Calotti recuperaron la libertad, en tanto los seis restantes permanecen desaparecidos.

Nora Ungaro, hermana de Marta y Horacio, también fue secuestrada, 15 días después que su hermano, y liberada 20 días después tras ser alojada en el centro clandestino de Arana y el Pozo de Quilmes.

El recuerdo de Horacio
«Mi primer hijo se llama Horacio; mi nieto chiquito también se llama Horacio, es decir los Horacio siguen en el círculo de la historia de esta familia», destacó Marta Ungaro y contó que una de sus nietas «es extremadamente activa, está en Nietes, y veo que la posta de la lucha la están tomando ellos (los jóvenes de Nietes), que los lápices los empuñan ellos y escriben ellos».

La mujer compartió con esta agencia «las sensaciones encontradas» que le genera el inicio del juicio: «No lo puedo creer y a 44 años uno siente la lucha entre la impunidad y la justicia… 44 años es mucho, mucho tiempo».

«Por otro lado, siento que Wolk, el responsable del Pozo de Banfield que se hizo pasar por muerto casi 30 años, hoy está preso, con arresto domiciliario pero preso, y tendrá que responder por los crímenes del Pozo y por los niños nacidos en cautiverio, en la maternidad que funcionaba en el primer piso. Ahí nació Martín Ogando (el nieto 118 recuperado)», remarcó y puntualizó que Wolk tendrá que rendir cuentas sobre «la cantidad de chicos que estamos buscando, como el hermano de Clara Petrakos, como el hijo de Gabriela Carriquiriborde».

Afirmó que en el Pozo de Banfield «fueron asesinados los chicos de la Noche de los Lápices» y remató: «Wolk está sindicado como el que asesinó a los chicos en enero de 1977».

«De Miguel Etchecolatz no espero nada, solo que sus últimos días de vida los pase en cárcel común, perpetua y efectiva; y Wolk, si tuviera un mínimo de sensibilidad, diría dónde están los cuerpos de los chicos que nunca los hemos encontrado y diría dónde está cada uno de los nietos», reclamó.

El reclamo de justicia
La mujer cree que el juicio «mostrará a las generaciones que vienen la lucha contra la impunidad de los familiares (de las víctimas): tuvimos que aportar las pruebas, pedimos primero los denominados Juicios por la Verdad, después los juicios penales y llevamos ya 22 años transitando en tribunales».

reflexionó y lamentó que debido a la pandemia el juicio se realice por videoconferencia y «no se podrá estar presente, ni sentir los abrazos de los compañeros, pero la memoria activa de los chicos nos acompaña».

Marta siente que con el juicio «vamos a sacarlos definitivamente del Pozo de Banfield, donde el genocidio y el terrorismo de Estado los encerró y asesinó» y remarcó que «sin justicia, ellos, los chicos de la Noche de los Lápices, todavía están allí en el Pozo de Banfield».

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