Una propuesta de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) integra soberanía alimentaria y sustentabilidad ambiental al producir comida deshidratada.
Esta iniciativa no solo permite que la comida dure más al evitar desechar alimentos frescos, sino que también tiene un importante aporte social.
Se trata de la Planta de Alimentos para la Integración Social (PAIS), una innovadora solución de producción alimentaria inaugurada en 2022 que ya funciona como una máquina bien aceitada.
Con la capacidad para procesar hasta 3 toneladas de vegetales frescos diarios mediante tecnología de deshidratación, la UNLP busca resolver necesidades alimenticias en terreno bonaerense.
La planta utiliza una técnica eficiente que reduce drásticamente el desperdicio de alimentos y optimiza la logística de distribución: cómo funciona.
Deshidratación de comida en la UNLP: la tecnología que reduce el desperdicio alimentario
La deshidratación de alimentos que realiza PAIS aumenta significativamente la durabilidad de los productos sin necesidad de aditivos artificiales.
Este proceso tecnológico permite conservar los vegetales durante períodos prolongados, evitando pérdidas por deterioro y facilitando el almacenamiento.
El proceso productivo se divide en dos etapas. Primero, los vegetales frescos se deshidratan.
Luego, el material se mezcla según recetas balanceadas y se envasa.
Entre sus productos, la planta tiene guisos de arroz, lentejas y arvejas con vegetales, todos listos para preparar agregando agua.
«A nuestras recetas no les falta nada», afirma Juan Manuel Santillán, director del programa.
Todas sus comidas contienen carbohidratos, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales, sin octógonos negros ni aditivos artificiales.
El impacto ambiental, logístico y social del proyecto para deshidratar comida de la UNLP
La tecnología de deshidratación reduce sustancialmente el volumen y peso de los alimentos, disminuyendo las emisiones del transporte.
Esta característica también resulta fundamental para optimizar la cadena de distribución hacia comedores comunitarios.
La planta tiene capacidad para producir hasta 150.000 raciones diarias. Actualmente, la UNLP dona 5.000 comidas semanales que llegan a más de 60 comedores a través de 9 organizaciones sociales.
En este contexto, PAIS firmó un convenio con la Municipalidad de La Plata para entregar 60.000 raciones y también mantiene acuerdos con organismos provinciales.
Además, un equipo de nutricionistas de la Facultad de Ciencias Médicas realiza el seguimiento de los productos hasta el momento del consumo, visitando comedores y promoviendo la educación alimentaria.
Fernando Tauber, expresidente de la UNLP, resume la filosofía del proyecto: «No podemos permitir que exista el hambre en nuestra región, cuando tenemos los conocimientos y los recursos para dar respuestas a esta problemática».
La planta, ubicada en Los Hornos, cuenta con más de 2.000 m² de infraestructura y una inversión de 2,5 millones de dólares.
Toda la maquinaria utilizada es de industria nacional, incluyendo el deshidratador SBN-10 que puede procesar 1 tonelada por día.
Pais : producción con consciencia y valor agregado local
Además, PAIS agrega valor a la producción hortícola regional del cordón frutihortícola de La Plata.
Esto es así porque la planta se abastece de dos fuentes: cultivos propios en el campo de la Facultad de Agronomía y compras a productores familiares y agroecológicos de la zona.
Esta articulación con productores locales genera un circuito económico sostenible que fortalece la agricultura familiar.
El intercambio con pequeños productores permite aprovechar excedentes de cosecha que podrían desperdiciarse.
Cómo nació el proyecto de la UNLP para deshidratar comida
La idea surgió tras las inundaciones de La Plata en 2013, cuando el Consejo Social universitario analizó cómo ampliar el aporte institucional a la comunidad.
En 2019, las autoridades de la UNLP tomaron la decisión política de financiar el proyecto con fondos propios.
El científico Sergio Giner, doctor en Química e investigador del CONICET experto en tecnologías de deshidratación, fue el inspirador del proyecto.
Aunque falleció antes de ver la planta funcionando, un laboratorio de la UNLP lleva su nombre en su honor.
«La universidad demuestra que se puede hacer, demuestra que existe la tecnología«, sostiene Santillán.
El director subraya que solo hace falta decisión política para que los recursos lleguen «a las manos y a las bocas que lo necesitan».
La planta es operada por 50 personas, de las cuales 35 son estudiantes de grado que realizan su formación curricular.
Cuatro facultades asesoran el programa: Ingeniería, Ciencias Veterinarias, Agrarias y Forestales, y Exactas.