Manifestante francés pierde un ojo por una granada policial en marcha contra la reforma jubilatoria

Un manifestante perdió un ojo tras ser herido el jueves durante una marcha en París contra la reforma jubilatoria, en medio de un clima de agitación en Francia, que hoy vivió otra violenta jornada de protestas con represión, esta vez contra un grupo de ecologistas.

«Sébastien, un sindicalista de SUD-Rail, trabajador ferroviario en un taller de material desde hace más de 25 años y padre de tres hijos, perdió un ojo», según un comunicado firmado hoy por los gremios SUD-Rail y Solidaires.

La nota precisa que el hecho ocurrió «debido a la explosión de una granada» usada por la Policía para reprimir la protesta.

«Este tipo de granada está catalogado como material de guerra por el Código de Seguridad Interior», afirmaron ambos sindicatos, que también mencionan el caso de una manifestante que perdió un pulgar el mismo día en la ciudad de Ruan por otra granada.

Sud-Rail dijo que «se presentarán denuncias», tras condenar la «violencia desproporcionada» de las fuerzas de seguridad.

Tras la reciente adopción por decreto de la iniciativa, la edad jubilatoria en Francia pasará de 62 a 64 años en 2030, mientras que el periodo de cotización para cobrar una pensión completa será en 2027 de 43 años, en lugar de los 42 actuales.

Esta decisión impulsada por el presidente Emmanuel Macron acentuó las manifestaciones, que el jueves pasado fueron reprimidas y provocaron cientos de detenciones, al punto de que ayer se anuló la visita del rey de Inglaterra Carlos III, prevista para esta semana.

En tanto, cerca de Sainte-Soline, un poblado y comuna del oeste de Francia, la Policía reprimió hoy una manifestación de ecologistas contra los embalses para riego que, según los activistas, acaparan agua para la agroindustria.

Unas 6.000 personas, según las autoridades, o 25.000 según los organizadores, se habían congregado en Sainte-Soline, donde se está construyendo un gran embalse destinado a la irrigación.

«El objetivo es acercarse y rodear el embalse para detener la obra», dijo uno de los organizadores antes de la represión.

Sin embargo, unos 3.200 policías y gendarmes fueron desplegados en los alrededores del embalse para evitar el avance de los activistas, entre los cuales las autoridades consideran que podría haber al menos «un millar» de violentos, algunos extranjeros.

A media jornada, cerca de las obras, estallaron violentos enfrentamientos con un grupo de activistas que lanzaron proyectiles, según periodistas de la agencia de noticias AFP.

La mayoría de los participantes en la marcha, no obstante, se manifestó pacíficamente.

«Mientras el país se alza para defender las pensiones, nosotros iremos en paralelo a defender el agua», dijeron los organizadores ecologistas. 

Este tipo de embalses sirven para almacenar el agua extraída de las capas subterráneas durante la estación lluviosa y se conserva al aire libre para fines de irrigación en caso de sequía o restricciones del consumo de agua. 

Según sus defensores, son totalmente necesarios para mantener los campos ante el calentamiento climático, pero sus detractores critican que se acapare el agua para la agroindustria.

La construcción de Sainte-Soline tiene un costo de 70 millones de euros, financiados a un 70% por fondos públicos con la condición de que se utilicen métodos agroecológicos.

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