El delantero del Globo está acusado de organizar una extorsión y está alojado en la temida cárcel de Bower, Córdoba.
Matías Tissera llegó este año desde Bulgaria para ser refuerzo de Huracán y se ganó rápidamente un lugar en el corazón de la hinchada.
Pero ahora lleva dos semanas preso en la cárcel cordobesa de de Bower, llamado “el penal del infierno”, y allí se quedará al menos una más: tras su declaración indagatoria de este martes, la fiscal Silvana Fernández no cambió su posición sobre que el delantero de 28 años fue el organizador de una extorsión que finalmente quedó en grado de tentativa y no modificó la carátula del caso, como esperaban los abogados defensores.
El delito por el que se lo acusa tiene un mínimo de tres años y dos meses, que de ser condenado no es excarcelable, mientras que la defensa creía que podía modificar el proceso hacia unas amenazas coactivas, con un mínimo de dos años tras las rejas, que sí permiten seguir todo el proceso en libertad.
Ahora, la única chance que le queda a Tissera es hacer un nuevo pedido de excarcelación (el primero de ellos fue denegado) y poner garantías de que el punta estará a derecho y no intentará fugarse. Esa solicitud recién se hará efectiva el próximo lunes, según confirmó a TyC Sports su abogado Allende Posse, por lo que la resolución no saldrá antes del martes próximo.
El caso se inició cuando Tissera, de 28 años, estaba jugando en el club Ludogorets Razgrad de Bulgaria. Antes de viajar hacia allí, el futbolista, nacido en Rojas, compró un terreno y le pagó a la firma Vilahouse de la familia Ferrara diez mil dólares para que le armen allí una casa prefabricada. “Era para la cuñada”, le confirmó su abogado a este medio.
El tema es que la casa no se hizo jamás y cada vez que Tissera reclamaba, se encontraba con dilaciones. “Esa firma estafó a más de 600 personas y mi cliente lo único que quería era que le cumplieran con lo pactado o le devolvieran la plata. Una y otra vez charló desde Bulgaria para encontrar soluciones y jamás se las dieron. Por eso contactó a alguna gente para que vaya a pedir ese dinero de su parte y éstos se habrían extralimitado”, dijo Allende Posse. “Es más, Matías no los conoce, los contactó por referencias”, añadió.
El problema es a quién le solicitó el trámite: un hombre llamado Luis Suárez, también oriundo de Rojas y afincado en Tanti desde hace tres años, al que se lo vincula en Tribunales con negocios poco claros vinculado a la venta de determinadas sustancias y ser de un ámbito muy pesado. Y el accionar contra la familia Ferrara para cobrar esa deuda parece darle la razón a quienes investigan el delito: según consta en la causa, Suárez apareció con otras seis personas en el hogar de los Ferrara y con una violencia inusitada exigió la suma de 20.000 dólares en cuatro cuotas.
La Justicia tiene los cruces de llamados y mensajes de WhatsApp entre el futbolista y sus mandatarios, en los que queda de manifiesto que sí se conocían de antes, donde se pone en marcha todo el plan y además hay un llamado del futbolista en el mismo momento en que se lleva adelante la acción para intimidar a Ferrara.
Tissera declaró el martes e intentó bajarle el tono al conflicto. Si bien no aceptó preguntas de la fiscalía, declaró sobre su infancia, su vida, se mostró como un hombre de origen humilde y dijo que lo único que quería era que le hicieran la casa para su cuñada. “Hasta que no me muestren todas las pruebas no lo voy a hacer declarar sobre el hecho en sí», indicó Allende Posse.
El tema para la defensa era tratar de bajar la calificación a amenazas. Pero esto parece imposible: según fuentes de la investigación, eso podrían haberlo puesto en consideración si el pedido a los Ferrara era por el monto que Tissera había pagado por adelantado, pero según los audios que hay en la causa le estaban exigiendo a los presuntos estafadores el doble. Por eso se encuadró como extorsión y, como no se llegó a pagar, quedó en grado de tentativa. Eso sí, a diferencia de lo que se rumoreó los primeros días, Infobae pudo confirmar que no hubo armas de fuego en la “apretada”.
Él necesita la libertad para volver a jugar en Huracán. Su letrado hará el pedido de excarcelación ofreciendo una fianza y la presentación una vez por semana en la comisaría del domicilio de Caballito donde vive para garantizar que no hay riesgo de fuga. Cuando eso suceda, la fiscalía deberá tomar una determinación. Y, si bien por el pasar económico suponen que el delantero tiene los medios para eludir el accionar de la Justicia, también entienden que sería poco probable que llevara eso adelante porque con un pedido de Interpol por una presunta fuga y captura le sería imposible jugar en cualquier lugar del mundo. Por lo que las chances de que le den un curso favorable a su pedido son muy altas.
Tissera deberá pasar varios días más en el pabellón E del Módulo MD1 del penal de Bouwer, lejos de la población común y compartiendo el espacio con detenidos de distinto perfil. “Él está bien en el sentido que está en un lugar medianamente en buenas condiciones. Pero no ve a su esposa ni a su hijo hace dos semanas y aún falta.