Lionel Messi fue presentado hoy ante los hinchas de París Saint Germain en la previa al partido con Racing de Estrasburgo, por la segunda fecha de la Ligue 1, y las tribunas del Parque de los Príncipes estallaron.
«Quiero agradecerle a la gente por todo el recibimiento. Me siento ilusionado, contento de la nueva etapa que me toca vivir y ojalá que sea un gran año para nosotros. Estoy ilusionado con todo esto», aseguró Messi cuando le tocó hablar en la breve ceremonia de presentación.
Además, los ultras, en una de las cabeceras, lo alentaron con banderas argentinas, fuegos artificiales y un «París, París, París» estruendoso.
Luego continuaron con «Leo Messi, Leo Messi, Leo Messi, Leo Messi…», cantito que bajó desde los cuatro costados de las tribunas, donde los simpatizantes regresaron luego de un año y medio por la pandemia del coronavirus.
El ex-Barcelona saltó al campo junto con los otros refuerzos Achraf Hakimi, Georginio Wijnaldum, Gianluigi Donnarumma -reciente campeón con Italia de la Eurocopa- y Sergio Ramos -excapitán de Real Madrid-.
Messi se mostró feliz y le susurró a Ramos, que fue su «enemigo» en tantos clásicos españoles entre Barcelona y Real Madrid, que la presentación y el aliento «era increíble».
Y en la foto final se lo vio sonriente, al igual que cada día de la semana, y en un abrazo contenedor con Ramos y sus otros nuevos compañeros.
El plantel llegó en un micro, a casi dos horas del encuentro, sin las caras nuevas, ni Neymar, Ángel Di María, Marco Verrati y Leandro Paredes, quienes se sumaron en la semana a los entrenamientos luego de jugar las finales continentales con sus seleccionados.
La imagen de la cadena ESPN mostró un ambiente distendido entre todos, con Kylian Mbappé -en el radar de Real Madrid- sonriente y con un cálido saludo a los empleados.
En la previa al partido se mostraron videos de todos los refuerzos y cuando apareció Messi estallaron los 30 mil presentes, que debieron mostrar un carnet de vacunación completo para ingresar al estadio, en una de las tantas políticas sanitarias establecidas por el gobierno de Emanuel Macron para lograr la ansiada inmunidad de rebaño en el coronavirus.
En la entrada del Parque de los Príncipes se colocaron gigantografías con Messi, dándole la bienvenida al equipo sobre la puerta 7, por donde ingresaron los fanáticos. Ellos mismos recibieron banderas de regalo en sus asientos cuando se metieron en los sectores para evitar las aglomeraciones.
El fanatismo por Messi se observó a lo largo de toda la semana desde el momento en el que se anunció su salida de Barcelona y el mismo futbolista brindó la conferencia de prensa. Alcanzó con su declaración de que París Saint Germain era «una opción» entre los diferentes destinos para que los hinchas se vayan al aeropuerto internacional a esperarlo.
El mismo lunes se agolparon en una espera que no se tradujo en la llegada del rosarino, algo que sucedió al otro día en medio de una verdadera revolución, propia del mejor jugador de los últimos tiempos.
Los hinchas de PSG enloquecieron con el primer saludo en el que se lo vio a Messi con una remera blanca y la leyenda en francés de «Esto es París». Luego pasó por la revisión médica, de alrededor de dos horas, y un breve contacto con la gente y el Parque de Los Príncipes antes de meterse en el hotel Royal, de los más lujosos de la capital francesa.
Y el fervor nunca bajó, tanto puertas adentro con sus compañeros, como con los hinchas que agotaron las camisetas con el apellido del astro y la número 30 en la espalda. Esto superó las expectativas de los dueños de PSG, al punto que debieron suspender la venta y colocar nuevas el viernes por la mañana cuando se superó el millón de ventas.
«La verdad es que estamos más que felices de tenerlo a Lionel. Se me cumplieron dos sueños en un mes: ganar la Copa América y jugar con él en un equipo. Todavía no caigo, hoy lo tuvimos por primera vez en la práctica y es algo único», afirmó Di María.
Pero no fue el único que en la semana mencionó el tema, ya que se manifestó Jorge Sampaoli, ex DT de Messi en la Selección y ahora en Olympique de Marsella, y calificó de «injusticia deportiva» la llegada del astro a PSG porque «aumenta las diferencias» entre los equipos.
El arribo de Messi a París, como se preveía, no pasó desapercibido y generó revuelo en cada rincón, al punto que dejó de lado por unos días las luces de la Torre Eiffel y la belleza arquitectónica de una de las ciudades más importantes del mundo.
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