Policía cree que un sospechoso del ataque fallido para frenar la asunción de Lula huyó de Brasilia

La Policía brasileña cree que un segundo sospechoso por el reciente intento de volar un camión de combustible en Brasilia con el propósito de frustrar la asunción del presidente electo Luiz Inacio Lula da Silva huyó de la capital, informó hoy el gobernador Ibaneis Rocha.

«La policía ya identificó a esa persona, están haciendo los allanamientos. Por la información que me ha llegado aquí de la policía, ya ha huido del Distrito Federal, pero están tras él y deberíamos tener noticias en las próximas horas», expresó Ibaneis, según informó el diario local G1.

La persona buscada, Alan Diego dos Santos Rodrigues, de 32 años, habría sido la encargada de transportar el sábado pasado el explosivo a las afueras del aeropuerto de la capital, de acuerdo con la confesión del sospechoso George Washington de Oliveira Sousa, capturado ese mismo día.

Oliveira Sousa, empresario de 54 años, reveló el domingo a la Policía que en un primer momento se había encargado el transporte de la bomba a una mujer, pero esta se arrepintió y Rodrigues se ofreció a cumplir esa tarea.

Rodrigues dejó la bomba junto a un camión cargado con 63.000 litros de nafta para aviones y la intención era hacerlo explotar junto a un poste de electricidad.

De haber detonado, habría originado la suspensión de la distribución de energía en toda la capital.

La Policía consiguió interceptar el artefacto antes de que explotara, a pesar de que las pericias aseguran que hubo intentos de detonarlo.

Ese mismo domingo, las autoridades informaron que Oliveira Sousa había sido trasladado a un penal de máxima seguridad, luego de que fuera interrogado y confesara su participación en el hecho, por lo que fue acusado formalmente de «terrorismo».

«Realmente había una mentalidad allí que estaba totalmente enfocada en el crimen», declaró Ibaneis, que agregó que Oliveira Sousa había tomado cursos de francotirador para manejar armas de alto calibre.

La Policía precisó que el detenido era un integrante del campamento de extrema derecha situado frente a la sede del Ejército en Brasilia, que busca desconocer el resultado electoral de octubre y pide un golpe militar para evitar que el presidente electo asuma el próximo domingo.

Según Oliveira Sousa, el plan de detonación del explosivo se gestó en los actos a favor del presidente Jair Bolsonaro con el objetivo de desembocar en el decreto del estado de sitio en el país.

El 22 de diciembre «varios manifestantes del campamento me hablaron y me sugirieron que hiciéramos explotar una bomba en el estacionamiento del aeropuerto de Brasilia durante la noche y luego hacer una denuncia anónima sobre la presencia de otras dos bombas dentro de la zona de embarque», declaró el domingo a la Policía.

Según la versión del sospechoso, también planeaba instalar explosivos en postes cerca de una subestación eléctrica en Taguatinga, a 19 kilómetros de Brasilia, «para provocar la falta de energía eléctrica y comenzar el caos que llevaría a la declaración del estado de sitio».

“Fui al lugar señalado por la mujer en Taguatinga en una Ford Ranger blanca de uno de los manifestantes del campamento, pero el plan no prosiguió porque ella no presentó el auto para llevar la bomba a la empresa de transmisión eléctrica», confesó.

Según Oliveira Sousa, Santos Rodrigues se ofreció como voluntario para instalar la bomba en los postes.

“Le di el artefacto a Alan e insistí en que lo instalara en un poste de energía para cortar el suministro eléctrico, porque no estaba de acuerdo con la idea de hacerlo explotar en el estacionamiento del aeropuerto», dijo.

«Sin embargo, el 23 de diciembre me enteré por televisión que la policía había incautado la bomba en el aeropuerto y que Alan no había seguido el plan original”, aseguró en su testimonio, antes de afirmar que tenía las armas en la camioneta para escapar ese mismo sábado antes de que fuera arrestado.

A pesar de la fecha citada por Oliveira Sousa en su declaración, el material fue encontrado el sábado 24 por la mañana.

El intento de atentado suma presión sobre la ceremonia de toma de posesión de Lula del 1 de enero, a la que está previsto que acudan casi una veintena de jefes de Estado, además de cientos de miles de simpatizantes de izquierda.

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