Rumbo a las PASO: la campaña bajo la lupa de los especialistas

EPD dialogó con Mario Riorda, Juan Negri y Carlos Fara para que brinden su análisis sobre los ejes de las campañas electorales y lo que se pone en juego el próximo domingo.Por: Valeria Maggio para El País Digital

Falta exactamente una semana para que argentinos y argentinas concurran nuevamente a las urnas: el próximo domingo, 12 de septiembre, quedarán seleccionados en primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) los candidatos que competirán en cada espacio en los comicios legislativos del 14 de noviembre. 

¿Qué características tuvo la campaña electoral? ¿Qué estrategias diseñaron las principales fuerzas políticas? ¿Cómo influye la pandemia del coronavirus? ¿Hay cierta apatía en el electorado? ¿Se puede traducir ello en niveles más altos de abstención electoral? Las elecciones provinciales realizadas hasta el momento (Misiones, Jujuy, Salta y Corrientes), ¿permiten intuir alguna tendencia de cara a los comicios legislativos? ¿Qué es lo que se pone en juego en estas elecciones? ¿Es un plebiscito del gobierno nacional o se trata de 24 elecciones distritales? 

Con estos interrogantes como disparadores El País Digital dialogó con Mario Riorda, politólogo, docente e investigador, Juan Negri, Doctor y Máster en ciencia política por la University of Pittsburgh (Estados Unidos) y Carlos Fara, consultor político, especialista en opinión pública, campañas electorales y comunicación de gobierno.

¿Qué estrategias diseñaron las principales fuerzas políticas? 

Mario Riorda analiza, en primer lugar, los ejes sobre los cuales se estructuró la campaña del oficialismo nacional, a la vez que marca sus límites: «Al principio, la campaña del Frente de Todos estuvo muy centrada en una idea postpandémica que de alguna manera reproduce la idea de la reconstrucción, como una especie de revalida a partir del fin, o por lo menos el control de la pandemia. Sin embargo, luego se fue mezclando particularmente con el eje económico que arranca en tono acusatorio por la deuda de Macri, pero también se transforma -en parte- en algo complejo, porque hubo algo así como endeudadores buenos por parte del gobierno (léase, deuda en pesos) y endeudadores malos por parte de la oposición, (léase, endeudados en dólares). Además, también vio conmovida su estrategia por el escándalo del Ejecutivo a raíz de la foto de Olivos».

¿Y la campaña de Juntos? Riorda subraya el antikirchnerismo como elemento saliente, aunque también advierte algunos límites en dicha estrategia: «(Juntos) intentó generar un esquema de un clivaje muy grande anti kirchnerista, pero luego también se fue diluyendo porque la discusión sobre el eje económico los sacó de eso y particularmente porque mucha de su dinámica nacional, especialmente en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe (solo por citar algunos ejemplos) se dio con una preferencia del debate centrado en las diferencias internas adentro de la propia coalición». 

Y recuerda que Juntos fue el espacio que más utilizó las primarias, en esta ocasión. En efecto,

según un relevamiento efectuado por EPD, en 17 distritos habrá más de una lista en Juntos, a lo que se le suma Neuquén, donde la Coalición Cívica va por fuera, con lista separada. 

En ese contexto, enfatiza Riorda, «dio la impresión de que el gran debate tenía que ver con cuál de los espacios internos se montaba públicamente como el más radicalizado o el más fuerte para pararse frente al kirchnerismo». Y ejemplifica: «A María Eugenia Vidal le preguntaron en un reportaje qué es lo que pensaba a hacer el Congreso y su respuesta fue poner un freno. Conocemos los mensajes para frenar o dejar atrás a Cristina de Losada en Santa Fe, o, por ejemplo, Luis Juez en Córdoba, que se erigía como el más fuerte en esa idea de limitar la acción política del kirchnerismo», concluye.

¿Qué características tuvo la campaña electoral?

Se habla mucho de la falta de ideas y propuestas en esta campaña electoral. Juan Negri rechaza que ello sea una novedad, y hace hincapié en los efectos de las redes sociales en la forma que adquiere el debate público: «Esta campaña profundiza una tendencia que se venía viendo desde antes, que es cierta incapacidad de discutir seriamente algunos temas, no porque esos temas no aparezcan en la campaña, más bien porque creo que la nueva dinámica de las redes sociales tiende a analizarlos de manera particular». 

Y pone como ejemplo la frase de Vidal, en la que comparó fumarse un porro en Palermo y en la villa 1-11-14: «Ella está hablando de un tema que es serio, que es el consumo de sustancias complicadas, problemáticas y del narcotráfico. Pero de eso solo queda un clip».

La campaña tiene un poco de eso, dice Negri, y añade: «Tiene además mucho de desencanto, de frustración, de desazón por parte de la población. Creo hay mucha antipolítica, mucho cansancio en una sociedad que viene golpeada de muchos años de crisis económica y de la pandemia. Pero también hay cierta incapacidad de la clase política de dar el ejemplo en algunos temas. Todo lo que pasó en estos últimos días me parece que también muestra mucha falta de empatía por parte de la clase política».

La sucesión de escándalos y errores no forzados

Al ser consultado por la sucesión de escándalos y errores no forzados cometidos por distintos dirigentes políticos a lo largo de la campaña, y sus posibles efectos en las urnas, Mario Riorda aporta otro elemento: «No toda campaña apunta a un voto blando, hay campañas que literalmente, y mucho más en un proceso primario como este, apuntan a un núcleo mucho más radicalizado o fiel si se quiere». Y explica: «La Ciencia Política tiene una tesis que establece que en sistema de partidos estables (Argentina, obviamente, no se caracteriza por eso), más del 90% de los procesos electorales confirman la tendencia previa que existía antes del inicio de la campaña electoral. En ese sentido, me parece que hay que ser cuidadoso porque estas campañas están demostrando que es poco lo que se ha movido en función de los niveles o tendencias de instalación previa al propio proceso electoral». 

Riorda insiste en que prevaleció «un eje discursivo contra-identitario de agresión al adversario, quizás en la búsqueda de núcleos radicalizados o más afines a las propias ideas en la discusión de las primarias». Y concluye: «Esta campaña ha tenido poca moderación y en ese sentido da la sensación de que el corrimiento electoral es más bien discreto aún, incluso considerando el posible efecto que hubieran tenido los escándalos sucedidos en el proceso electoral».

¿Hay cierta apatía en el electorado?

Otro de los temas sobre los que indagó EPD fue la posibilidad de que 12 de septiembre crezca el nivel de abstención electoral, tanto por la pandemia del coronavirus (miedo al contagio) como cierta apatía cívica, más vinculada con el descontento ciudadano con sus representantes. 

Al respecto, Carlos Fara señala: «Algunos lo califican como ‘desafección’, pero básicamente es el resultado esperable del sentimiento de angustia, insatisfacción, miedo y frustración que hay en la gran mayoría de la sociedad. Con lo cual, cuando llega el momento de las elecciones, al verse la vida cotidiana invadida por la política sin buscarlo, obviamente genera rechazo para una sociedad que tiene los oídos muy tapados con algodones respecto de la política, porque está concentrada en sus propias problemáticas cotidianas y por cómo va a hacerse de sus recursos cotidianos para sobrevivir».

¿Se puede traducir ello en niveles más altos de abstención electoral? Fara no duda: «Sí, sobre todo en el caso Corrientes del domingo pasado lo vimos, que pasó del 79 % para una elección que se eligen cargos ejecutivos en 2017 al 66% de ahora y ese es un impacto importante. Lo más probable es que vaya a votar menos gente, cuánto es imposible decir». 

Algo similar considera Juan Negri, otro de los expertos consultados: «Las elecciones provinciales mostraron como tendencia una baja relativa en los niveles de participación, estamos viendo que hay mucha menos participación que en otras elecciones. Creo que de cara a los comicios si podemos intuir que va a haber, sobre todo en las Paso, muy baja participación, abstención, voto en blanco». 

Además de la baja en la participación electoral, ¿se puede inferir, de las elecciones provinciales realizadas hasta el momento (Misiones, Jujuy, Salta y Corrientes), alguna tendencia para los comicios legislativos nacionales?

«Lo que creo que muestran las elecciones provinciales es cierta tendencia a que triunfen los oficialismos, dinámicas locales en las que la población tiende a darle la ventaja a los oficialismos provinciales, oficialismos que están en ventaja a la hora de competir», explica Negri. 

¿Pueden ser un anticipo de lo que ocurra a nivel nacional?, repregunta EPD, y Negri afirma: «Me parece que son dinámicas provinciales, y que no necesariamente extrapolan a lo que va a pasar en las PASO o en noviembre a nivel nacional». Y aclara: » Creo que también de cara a las elecciones nacionales hay que pensar que va a haber una dinámica más nacional y no tanto explicada por las provincias». 

¿Cómo influye la pandemia del coronavirus? 

Cabe recordar que las PASO y las generales deberían hacerse en agosto y octubre, respectivamente, tal como indica la legislación electoral. Producto de la pandemia del coronavirus, el Congreso de la Nación sancionó una ley corriendo el calendario electoral para septiembre y noviembre. 

Las PASO del próximo domingo se darán, de esta manera, en un contexto de clara mejoría en la situación sanitaria, producto fundamentalmente del avance en el plan de vacunación. A pesar de ello, la pandemia no deja de ser un tema fundamental que estructura en buena medida el proceso electoral en ciernes. 

Carlos Fara, de todas manera, relativiza tal influencia, en función de la reducción de casos y muertes asociadas con COVID-19: «La pandemia influye poco, porque progresivamente, hay menos curvas de casos y hay menos curva de fallecidos, la gente le pierde miedo al contagio y todo deriva en una preocupación más por lo económico que por otra cosa. Esto puede variar si aparecen nuevas cepas como la Delta u otras que están circulando» enfatiza.

Ante la misma consulta, Mario Riorda amplía el análisis en su respuesta: «Algunos han teorizado que estamos frente a una cuarta era electoral, caracterizada particularmente no sólo por la irrupción del mundo digital, sino por la complejidad de los algoritmos asociados a ese mundo digital y el manejo de grandes volúmenes de datos. Sin embargo, pongo seriamente en debate esa afirmación de que estamos en la cuarta era, quizás explicado por la particularidad de la pandemia. Esta campaña no tuvo nada de novedad, nada virtuoso en términos de evolución, sino más bien ciertos elementos que podrían explicarse como una especie de involución respecto de la novedad». 

¿No hay nada nuevo bajo el sol entonces? Riorda replica: «Tal vez la mayor novedad ha sido el montaje discursivo, muy estigmatizante para el otro. Una otredad puesta para ser humillada, dañada, defenestrada, en forma constante. Fue una campaña sin propuestas, asociadas puramente a las radicalizaciones. Un clivaje es una postura dicotómica en torno a temas que es blanco o negro y no admite grises. Y gran parte de las campañas, desde una lógica emocional, desde la más pura sentimentalidad, se montaron en esa dinámica».

¿Qué es lo que se pone en juego en estas elecciones?

Desde un punto de vista formal, en las PASO se seleccionarán los candidatos para competir en las generales de noviembre. Y allí, en esos comicios legislativos, se pondrán en juego la mitad de los representantes de la Cámara de Diputados y un tercio (8 provincias) de las bancas de Senadores. 

Pero la disputa electoral pone en juego aspectos que van más allá de lo puramente formal e institucional. Negri explica: «Creo que se pone en juego el fortalecimiento o no de las alternativas al interior de la oposición. Obviamente, un triunfo de Santilli y de Vidal fortalece un poco el peso de Rodríguez Larreta, pero de ninguna manera hay que leerlo como que se termina la discusión».

¿Se está jugando 2023 en esta elección? Negri lo niega: «Las elecciones de medio término no son un buen predictor de lo que pasa en dos años. Pensemos que hubo ganadores de las elecciones de medio término, como Cafiero o como De Narváez, como Massa, que después eso no se consolidaron. Lo que se juega dentro de Cambiemos, en todo caso, es una evaluación del peso específico de algunos actores. Y algo parecido pasa en el Frente de Todos. Me parece que es un gobierno que opera bajo un experimento peculiar, que es una unidad del peronismo que parecía muy difícil de lograr. Y de alguna manera las elecciones van a mostrar cuán resiliente fue el Frente de Todos a las dificultades a las que se enfrentó. Es decir, cómo queda, cuán fuerte o débil queda el gobierno luego de dos años de crisis económica, mal manejo de la pandemia, etc. De alguna manera creo que lo que está en juego es el equilibrio interno del Frente de Todos, es decir, quién se fortalece y quién se debilita». 

¿Vamos a poder hablar claramente de ganadores y perdedores el lunes 14? «Va a ser difícil establecer quién ganó, va a ser una elección muy pareja. Hay muchos indicadores importantes a tener en cuenta: quién gana en la Provincia, quién gana en votos totales, quién gana más bancas, etc. Va a ser difícil determinar un ganador pero también va a mostrar el humor social. Va a ser una radiografía muy clara del humor social y qué podemos esperar de acá a dos años» resume Negri. 

Carlos Fara, a su turno, argumenta: «Varias cosas se ponen en juego en estas elecciones. La primera es ver cuánto poder tiene el oficialismo para quedarse con el control de la Cámara de Diputados a nivel nacional, teniendo en cuenta que controla actualmente el Senado. Un triunfo podría significar manejarse con más vía libre para impulsar proyectos de diverso tipo, ya en una segunda etapa del Gobierno, sobre todo si la pandemia afloja y deja de ser una amenaza».

¿Y la oposición? «Más allá de tener algún margen de maniobra en el Congreso, está en juego una etapa de la definición en Juntos porque si gana María Eugenia Vidal y gana Diego Santilli en la interna contra Facundo Manes, Larreta va a quedar como un “primus inter pares” mirando hacia la presidencial del 2023. Además, el Gobierno podría alejarse de la posibilidad de conseguir los dos tercios si es que efectivamente puede perder hasta tres senadores, contando Corrientes, Santa Fe y Chubut como alternativas» subraya Fara.

Y concluye: «A su vez, el resultado puede definir la evolución del Frente Todos teniendo en cuenta los avatares que tuvo hasta acá  y todo lo que se comenta sobre las preferencias que pueda tener Cristina Kirchner respecto de la elección presidencial. Y en términos más generales, la grilla de presidenciales para 2023, más allá si es oficialismo o es oposición».

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