Las alertas en torno a desinformación, fake news, infodemia por parte de la sociedad han estado muchos más activas, sobre todo en los últimos tres años.Plataformas digitales, quizá el lugar donde más rapidez y propagación obtienen estas narrativas, han cercado mucho su accionar.
Tarde muy tarde, con el daño ya consumado, pero en definitiva respondiendo a una demanda social justa.Las derechas más elitistas y supremacistas, retrocedieron en las estrategias digitales, tomaron impulso y generaron dos nuevas vías de acceso: por un lado crean aplicaciones propias y por otro se preparan para comprar las redes sociales ya asentadas.Esa estrategia fue caminando, y ahora viene una segunda etapa de fake news.La avanzada de Elon Musk sobre Twitter es parte de ese movimiento.
Si no podemos crear, tener o participar de una plataforma masiva a nuestra medida la compramos.Detrás del discurso de “libertad de expresión” que plantea el empresario, se esconde una ofensiva sobre las plataformas para que quienes detentan y/o representan el capital más concentrado puedan “operar” a diestra (y siniestra)No se trata del control de lo que pone un usuario; se trata de cadenas, estructuras y movimientos coordinados para dañar cualquier pilar democrático de la sociedad y de confianza social.Es probable que estemos ante una nueva relajación de las plataformas en ese sentido, y los resultados ya los conocemos
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