Convocaron a marchar para protestar por la decisión de la alcaldesa Alessandra Buoso, vinculada al partido ultraderechista italiano de la Liga, de concederle la ciudadanía de honor al cuestionado presidente brasileño.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro, recibió hoy en Anguilla Veneta, en el norte de Italia, la ciudadanía honoraria, en medio de una ola de protestas en contra y a favor desatadas por la decisión de la municipalidad de la pequeña localidad de sus ancestros.
«Estoy emocionado de estar aquí. Creo que se ve. De aquí salieron mis abuelos; me complace estar entre gente buena», aseguró el ultraderechista mandatario al inicio del encuentro, según informó la agencia italiana AGI, uno de los pocos medios presentes en el acto luego de que a la mayoría le rechazaran el ingreso.
«Dios quiso que fuera presidente Brasil y estoy honrando a la familia en ese país. Tenemos mucho apoyo popular. No obstante todo estamos haciendo un gran trabajo, que seguro el pueblo reconoce, al contrario de los medios de comunicación», añadió el mandatario brasilero en el acto, que duró unas cuatro horas.
La presencia de Bolsonaro movilizó a militantes antifascistas en esa ciudad del norte de Italia, cuya sede municipal amaneció con los jardines cubiertos de estiércol en protesta por la decisión de la alcaldesa Alessandra Buoso, vinculada al partido ultraderechista italiano de la Liga, de concederle la ciudadanía de honor, según el portal español El Periódico.
Buoso justificó su decisión al argumentar que el reconocimiento se concede porque el bisabuelo de Bolsonaro emigró de esta comuna a Brasil en 1888. Además, Bolsonaro «ha sido elegido democráticamente y representa a Brasil y a los brasileños en el G20», añadió.
Después del mediodía de este lunes, bajo una llovizna persistente y en medio de la neblina, representantes de varios partidos de izquierda, sindicatos y de la agrupación antifascista ANPI (Associazione Nazionale Partigiani d’Italia), manifestaron en forma pacífica en la plaza central con banderas y carteles.
«Que visite la ciudad de donde proviene su familia es justo, pero no que lo presenten como un modelo a seguir otorgándole la ciudadanía honoraria», lamentó Antonio Spada, concejal de la oposición, en declaraciones citadas por la agencia de noticias AFP.
«Fora Bolsonaro, fora Bolsonaro», rezaba un enorme cartel, mientras otro, escrito a mano, decía «Anguillara ama Brasil, pero no a Bolsonaro».
Entre los manifestantes más indignados se encontraba el misionario italiano Massimo Ramundo, quien vivió 20 años en Brasil, 12 de ellos en Marañón, un estado del noreste que comprende la densa Amazonia.
«Es una vergüenza. Estoy furioso con la alcaldesa de esta ciudad. No sabe lo que ha hecho Bolsonaro, no ha escuchado sus declaraciones de corte racista, contra los indígenas, los vacunados, las mujeres. Además quiere que la Amazonia sea un negocio. No respeta los valores del papa Francisco», lamentó el religioso.
A la manifestación, organizada en la localidad de donde emigró su familia hace más de un siglo, llegaron también grupos de simpatizantes del presidente, la mayoría brasileños que residen en varias regiones de la península.
«Estoy aquí para decir que no está solo», aseguró Silvana Kowalsky, una elegante señora de 50 años, quien viajó desde Vicenza, a unos 85 kilómetros, para dar su apoyo.
Con sombreros y cubiertos por banderas de Brasil, los simpatizantes del presidente entonaban canciones y lo proclamaban «mito, mito», a la vez que lanzaban consignas contra «Lula ladrón», aludiendo al ex presidente Lula da Silva, su posible mayor rival para las elecciones del 2022.
«Es un gran presidente y tiene derecho porque es descendiente de italianos. Todo lo que dice de él la comisión (del Senado brasileño que juzgó por «crímenes contra la humanidad» la gestión frente a la pandemia del gobierno del ultraderechista) son mentiras», aseguró el brasileño Claudio Resende, de 65 años, quien reside en Italia desde hace 17 años.
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