Sometida a una batería de preguntas después de un primer día dedicado a declaraciones generales, Amy Coney Barrett, admitió tener un arma y seguir las enseñanzas de la Iglesia Católica.
La jueza conservadora Amy Coney Barrett elegida por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, se negó a responder este martes, en el segundo día de audiencias por su nominación para reemplazar a la fallecida Ruth Bader Ginsburg, si se debería anular el fallo por el caso «Roe versus Wade», por el cual ese Tribunal despenalizó en 1973 el aborto inducido en el país.
«Los jueces no pueden levantarse una mañana y decir: ‘Tengo una meta en mi vida, amo u odio las armas de fuego, amo u odio el aborto’ e imponer su voluntad como figuras de la realeza», dijo Barrett a los senadores encargados de confirmar su nombramiento, informó la agencia de noticias AFP.
Sometida a una batería de preguntas después de un primer día dedicado a declaraciones generales, Barrett, de 48 años, admitió tener un arma y seguir las enseñanzas de la Iglesia Católica.
Barrett eludió la pregunta sobre el aborto hecha por la senadora de California, Dianne Feinstein, y solo señaló que no se uniría al Tribunal con «ninguna agenda» sobre el tema y que su única guía será «apegarse al estado de derecho y decidir los casos a medida que surgen».
Feinstein le dijo que era «angustioso no obtener una respuesta directa» a su pregunta, pero evitó atacar a la jueza por sus convicciones religiosas.
En un país donde solo una cuarta parte de la población es atea o sin religión, el rival de Trump, Joe Biden, instó a los senadores de su partido a no tocar este tema tan sensible.
Barrett declinó responder si la despenalización del aborto debe ser anulada
Consultada por la misma legisladora si el presidente estadounidense, Donald Trump, tiene el poder de retrasar las elecciones generales, tal como el mandatario planteó a principios de año en el marco de la pandemia de coronavirus, la magistrada también declinó responder, informó la cadena CNN.
Barrett fue nominada por Trump el mes pasado para reemplazar a la jueza Ruth Bader Ginsburg, ícono del progresismo estadounidense, quien murió el 18 de septiembre de este año.
Los demócratas son minoría en el Senado, por lo que muy posiblemente no puedan impedir el nombramiento de Barret.
La Corte está conformada por 9 miembros y con Barrett dentro, tendrá 6 magistrados conservadores y tres liberales.
Ante estos obstáculos, los demócratas intentan difundir en el Senado sus mensajes, entre ellos el debate en cuestiones de salud, específicamente la ley conocida como «Obamacare» que deberá ser discutida en noviembre por la Suprema Corte y los demócratas temen que sea derribada si Barret participa de la decisión.
El Obamacare es una ley sancionada durante la gestión de Barack Obama que aseguró la atención médica a millones de estadounidenses en el país -actualmente- más castigado del mundo por coronavirus, con más de 7,8 millones de infectados y más de 215.000 muertos.
Incluso antes de que finalicen las audiencias de confirmación, el Comité Judicial del Senado ya programó una votación para este jueves, en busca de aprobar la nominación de Barrett.
El presidente del Comité Judicial del Senado, Lindsey Graham, anunció que esa votación del comité está prevista para las 9 (locales) del jueves, último día de audiencias.
Se espera que la nominación de Barrett se someta a votación en esa reunión y luego se demore una semana, según las reglas del comité.
Los republicanos buscan rápidamente confirmar a Barrett antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
En las últimas semanas, el Partido Demócrata recordó cómo hace cuatro años los republicanos bloquearon durante nueve meses a un candidato propuesto por Obama, argumentando que la nominación debería presentarse después de las elecciones.
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