La jubilación en debate: ¿Un Derecho Social o una responsabilidad individual? por Luis Gotte

La jubilación, como pilar esencial del bienestar social, está en el centro de un debate que va más allá de lo meramente económico, político o ideológico, penetrando en cuestiones filosóficas fundamentales sobre la vida en comunidad y el rol del Estado. La pregunta crucial que debemos plantearnos es si la jubilación debe considerarse un derecho social o una responsabilidad individual, y es en la filosofía donde encontraremos la respuesta a esta interrogante.

  1. La perspectiva de la solidaridad social: un derecho inalienable

Desde una perspectiva hispanista, humanista y cristiana, ampliamente representada en el peronismo, la jubilación es concebida como un derecho social fundamental, intrínsecamente ligado a los principios de solidaridad y justicia social. Este enfoque postula que, tras una vida de trabajo y dedicación, el Estado tiene la obligación de garantizar un retiro digno a sus ciudadanos. La jubilación se configura así no solo como un beneficio económico, sino como un reconocimiento al esfuerzo colectivo y una manifestación del contrato social.

Bajo este marco, el Estado no actúa meramente como un administrador de recursos, sino como el garante del bienestar integral de sus habitantes, con especial atención a aquellos que han dedicado décadas de su vida al trabajo. Este compromiso estatal implica asegurar que los jubilados perciban un ingreso que les permita mantener un nivel de vida digno, en consonancia con el estándar alcanzado durante su vida laboral activa. Tal concepción está profundamente enraizada en la Constitución reformada de 1949, que consagró estos derechos como pilares del proyecto de justicia social promovido por el gobierno del Gral. Juan Domingo Perón. La visión subyacente es que una comunidad verdaderamente justa y solidaria no puede desentenderse de quienes, tras una vida de trabajo, merecen un retiro protegido y sostenido por un sistema de seguridad social orientado al bienestar colectivo.

  1. El individualismo liberal: la jubilación como responsabilidad personal

En contraposición, la corriente liberal anglosajona, caracterizada por su enfoque individualista, propone una visión diferente, en la cual la jubilación se considera una responsabilidad personal. Este paradigma, ampliamente difundido en Occidente y promovido en América Hispana por organismos financieros internacionales, sostiene que cada individuo debe asegurar su propio bienestar en la vejez mediante un sistema de capitalización individual. En lugar de un esquema solidario, este modelo fomenta que los trabajadores ahorren e inviertan durante su vida laboral para financiar su propio retiro.

Este enfoque, aunque valoriza la autonomía y la responsabilidad personal, introduce riesgos significativos de desigualdad. Al trasladar el peso del ahorro individual a los ciudadanos, se expone a los jubilados a las fluctuaciones del mercado financiero y a las disparidades en los ingresos a lo largo de su vida laboral. Esto puede resultar en una profunda desigualdad social, donde aquellos con menos oportunidades o ingresos se ven obligados a enfrentar una vejez en condiciones precarias.

Si bien este modelo puede resultar atractivo por su énfasis en la libertad individual, su implementación en contextos con altos niveles de desigualdad estructural, como en muchos países de América Hispana, plantea serios riesgos para la cohesión social y el bienestar de los jubilados.

  1. Desafíos para la sustentabilidad del sistema jubilatorio en Argentina

Más allá de las diferencias filosóficas entre estos enfoques, la pregunta crucial es cómo financiar un sistema jubilatorio que sea sostenible y justo en un país como Argentina. La viabilidad financiera de un sistema de pensiones requiere un enfoque estratégico que aborde problemas estructurales como la corrupción, la evasión fiscal y el uso ineficiente de los recursos públicos.

3.1. Corrupción

La corrupción en la administración pública no solo erosiona la confianza ciudadana en las instituciones, sino que también drena recursos vitales que podrían destinarse a fortalecer el sistema de seguridad social. Desde el nepotismo hasta el sobreprecio en contrataciones públicas, la corrupción impide la asignación eficiente de los fondos y debilita la capacidad del Estado para cumplir con sus obligaciones sociales.

3.2. Evasión fiscal

La evasión fiscal es otro desafío crítico. Prácticas como la subdeclaración de ingresos, la no emisión de facturas y el contrabando privan al Estado de recursos esenciales. Se estima que miles de millones de dólares se pierden anualmente debido a la evasión fiscal, lo que limita la capacidad del Estado para financiar políticas de bienestar social, incluyendo el sistema jubilatorio.

3.3. Mal uso de los recursos públicos

El mal uso de los recursos públicos, en particular los fondos desviados hacia fines políticos, representa una distorsión de las prioridades en el gasto público. Esta práctica no solo constituye una forma de corrupción, sino que también compromete áreas críticas como la seguridad social, la educación y la salud. La reorientación de estos recursos es crucial para garantizar la sustentabilidad del sistema jubilatorio.

  1. Perspectivas futuras y consideraciones políticas

El futuro de nuestro sistema jubilatorio dependerá en gran medida de la capacidad del país para abordar estos desafíos estructurales. Una reforma integral que incorpore principios de transparencia, equidad y eficiencia en la gestión de los recursos públicos podría liberar los fondos necesarios para implementar mejoras significativas, como el 82% móvil para los jubilados.

Además, será esencial fomentar un debate inclusivo que reconozca tanto la necesidad de solidaridad social como el valor de la responsabilidad individual. El desafío radica en encontrar un equilibrio entre estos dos enfoques, que permita a nuestra comunidad nacional construir un sistema jubilatorio que refleje sus valores colectivos y que sea financieramente viable a largo plazo.

  1. Conclusión

La jubilación se encuentra en la encrucijada entre dos visiones antagónicas: una justicialista, la que postula la jubilación como un derecho social inalienable, garantizado por el Estado, y la otra liberal, que la ve como una responsabilidad individual, basada en la capacidad de cada persona para asegurar su futuro. La decisión que tome tanto el gobierno como nuestro pueblo en este debate definirá no solo el futuro de sus jubilados, sino también el carácter y los valores fundamentales de nuestra patria.

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