La regla de los cuatro regalos de Navidad

Los mejores regalos no son los más caros ni los más tecnológicos, sino los que estimulan el desarrollo de los niños, sus virtudes y sus valores.

Un regalo divino… ¡y terminó jugando más con la caja!” “No terminó de desenvolver un regalo cuando ya quería abrir el siguiente y ni lo había mirado.” “No jugó ni un minuto con cada regalo.” “La emoción le duró poco, al rato estaba jugando con cualquier otra cosa.” ¿Existe el regalo de Navidad perfecto para los chicos?

Si sos padre o madre de niños pequeños o hay niños en tu familia seguramente habrás vivido alguna de estas experiencias alguna vez. Y es que a veces nuestra tentación por encontrar el regalo perfecto nos desvía de lo más importante, y terminamos frustrados. ¿Qué tener en cuenta para evitar caer en estos excesos tan contraproducentes, tanto para el bolsillo como para los propios peques?

Si hay un lugar común que define a todos los padres es el querer darle a nuestro hijo lo mejor posible, y también “lo que no tuvimos”. En esa búsqueda, la llegada de la Navidad nos empuja a veces a una maratón consumista para dar cabida a todos sus pedidos, quizás gastando más de lo que podemos y, sobre todo, perdiendo de vista el verdadero objetivo de hacer “un buen regalo”.

Hoy en día existe una oferta mucho mayor y más barata de juguetes, una sociedad más consumista y una publicidad que bombardea permanentemente a grandes y chicos en la TV, en YouTube y en las apps de jueguitos. Encontramos cartas a Papá Noel imposibles de ser cumplidas en su totalidad para ningún bolsillo, y niños que terminan sobreestimulados con infinidad de regalos a los que no aprecian tanto como esperamos.

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Un buen regalo es aquel que le hace bien al niño. Que lo hace sentir bien. Que lo hace sentir querido. Que lo estimula pero también que lo divierte y tiene que ver con sus inquietudes.

Si sos padre o madre de niños pequeños o hay niños en tu familia seguramente habrás vivido alguna de estas experiencias alguna vez. Y es que a veces nuestra tentación por encontrar el regalo perfecto nos desvía de lo más importante, y terminamos frustrados. ¿Qué tener en cuenta para evitar caer en estos excesos tan contraproducentes, tanto para el bolsillo como para los propios peques?

Niños hiperregalados

Si hay un lugar común que define a todos los padres es el querer darle a nuestro hijo lo mejor posible, y también “lo que no tuvimos”. En esa búsqueda, la llegada de la Navidad nos empuja a veces a una maratón consumista para dar cabida a todos sus pedidos, quizás gastando más de lo que podemos y, sobre todo, perdiendo de vista el verdadero objetivo de hacer “un buen regalo”.

Cuando éramos niños era muy frecuente recibir “el” regalo de Navida. Ni que hablar en la época de nuestros abuelos y bisabuelos inmigrantes con muchos hijos, los juguetes de plástico baratos importados de China no existían.

Sin embargo, recibir un solo regalo nunca fue impedimento para que esperásemos expectantes la llegada de la Nochebuena e intentásemos resistir despiertos para pescar infraganti a Papá Noel.

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Un buen regalo es aquel que le hace bien al niño. Foto: ilustración Shutterstock.

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Un buen regalo es aquel que le hace bien al niño. Foto: ilustración Shutterstock.

Hoy en día existe una oferta mucho mayor y más barata de juguetes, una sociedad más consumista y una publicidad que bombardea permanentemente a grandes y chicos en la TV, en YouTube y en las apps de jueguitos. Encontramos cartas a Papá Noel imposibles de ser cumplidas en su totalidad para ningún bolsillo, y niños que terminan sobreestimulados con infinidad de regalos a los que no aprecian tanto como esperamos.

Los niños hiperregalados, explica, ven “adormecida” su sensibilidad y su emoción ante cada regalo, terminan dándole menos valor a cada uno. Foto ilustración Shutterstock.

Los niños hiperregalados, explica, ven “adormecida” su sensibilidad y su emoción ante cada regalo, terminan dándole menos valor a cada uno. Foto ilustración Shutterstock.

Santiago Duque, médico psiquiatra colombiano, explica que “el primer daño que genera darles demasiados regalos es no enseñarles a darle valor a las cosas. El segundo, no generarles herramientas ante la frustración de no obtener todo lo que quieren, dejándolos indefensos ante cualquier obstáculo que les genere la vida más adelante”.

Los niños hiperregalados, explica, ven “adormecida” su sensibilidad y su emoción ante cada regalo, terminan dándole menos valor a cada uno y, sobre todo, aprenden a relacionar el placer con tener más y más y más cosas externas y materiales.

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Foto ilustración Shutterstock.

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Foto ilustración Shutterstock.

La regla de los «4 regalos»

Un buen regalo no es un regalo caro, o algo que está de moda, o un capricho pasajero. Un buen regalo es aquel que le hace bien al niño. Que lo hace sentir bien. Que lo hace sentir querido. Que lo estimula pero también que lo divierte y tiene que ver con sus inquietudes e intereses.

Esta es la regla de los 4 regalos de Navidad. Foto: ilustración Shutterstock.

Esta es la regla de los 4 regalos de Navidad. Foto: ilustración Shutterstock.

Si queremos regalarles más de una cosa, podemos aplicar la “regla de los 4 regalos” que puede aplicarse a 4 regalos diferentes o bien a un único regalo que contemple estos 4 requisitos:

  • 1 – Que le permita compartir con otros niños será la mejor forma de que ese regalo le enseñe muchas cosas. Que fomente el jugar con otros, socializar y aprender a esperar su turno, adaptarse a las reglas del juego mientras interactúa con otros. Tomar en cuenta los deseos e ideas de los demás.
  • 2 – Que sea algo que desee profundamente y no simplemente un antojo o algo que el niño quiere porque sí, de repente, es otra forma de darle valor a los regalos en sí mismos.
  • 3 – Que sea algo que lo estimule, que le enseñe algo de manera divertida, que lo desafíe.
  • 4 – Que sea algo que el niño necesite, como los útiles del próximo año escolar, una prenda de ropa que le hace falta o los botines para el baby fútbol… Como hacían nuestras madres y abuelas cuando no había dinero para comprar juguetes y al mismo tiempo ropa y útiles para varios hijos. Este tipo de regalos son una forma de darle valor a las cosas que damos por sentado que nuestros padres nos comprarán y siempre tendremos.

Si queremos regalarles más de una cosa, podemos aplicar la “regla de los 4 regalos” que puede aplicarse a 4 regalos diferentes o bien a un único regalo. Foto: ilustración Shutterstock.

Regalos navideños: 4 cosas que debemos evitar 

  • Evitemos el sexismo. No regales juguetes en función de si es niño o niña, ni elijas juguetes que fomenten estereotipos de género. Como dicen, los juguetes no tienen género, la gente tiene prejuicios.
  • Evitá los juguetes que promueven la violencia, ya sea entre pares, con terceros, animales o el medio ambiente.
  • Evitá los juguetes que los transforman en sujetos pasivos de la acción porque, como dicen los expertos, el mejor juguete es el que menos hace por el niño, puesto que así será él el protagonista.
  • Evitá las pantallas y regalos tecnológicos que sabemos son tan atractivos como adictivos y están diseñados para que los niños “se enganchen y no puedan parar”. Hay que tener cuidado sobre todo cuando son pequeños, porque provocan enormes descargas de dopamina en el cerebro (el neurotransmisor del placer) que, está comprobado científicamente, retrasa el desarrollo del lenguaje y entorpece el sueño.

Y, por último, aprovechemos el espíritu de la Navidad para fomentar la solidaridad con los que menos tienen, regalando los juguetes, ropa o útiles que ya no usan. Podemos ir con ellos a entregarlos personalmente. Que aprendan desde pequeños el placer y la alegría del ayudar a quienes más lo necesitan, y de paso pueden tomar conciencia de lo afortunados que son por lo que sí tienen.

Recordemos que el exceso de regalos nos impide modular el placer sin tenerlo todo, y es el enemigo número uno de la tolerancia a la frustración (tan necesaria al llegar la adolescencia). Como dice Javier Urra, psicólogo español y autor de múltiples libros de crianza y educación, el mejor regalo es sentirse querido.

Por Claudia Guimaré, socióloga, asistente Montessori y fundadora del grupo de Facebook Mamá Estimula para Clarín

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